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A medida que las llamas de la Segunda Guerra se iban apagando, la Alianza daba pasos agresivos para contener la amenaza orca. En el sur de Lordaeron se construyeron gran cantidad de campos de internamiento, pensados para ser el hogar de los prisioneros orcos. Vigilados tanto por los paladines como por los soldados veteranos de la Alianza, los campos demostraron ser un gran éxito. Aunque los orcos prisioneros estaban tensos y ansiosos por volver a luchar, los distintos guardianes de los campos, con base en la fortaleza-prisión de Durnholde, mantenían la paz y una fuerte apariencia de orden.

Sin embargo, en el infernal mundo de Draenor, un nuevo ejército orco se preparaba para atacar a la desprevenida Alianza. Ner'zhul, el antiguo mentor de Gul'dan, había reunido al resto de clanes orcos bajo su oscuro estandarte. Ayudado por el clan Sombraluna, el anciano chamán planeaba abrir una serie de portales en Draenor que llevarían a la Horda a nuevos mundos para saquearlos. Para dar energía a sus nuevos portales, necesitaba una serie de artefactos encantados de Azeroth. Para obtenerlos, Ner'zhul reabrió el Portal Oscuro y envío a sus feroces sirvientes a través de él.

La nueva Horda, liderada por jefes veteranos como Grom Grito Infernal y Kilrogg Mortojo (del clan Foso Sangrante), sorprendieron a las fuerzas de defensa de la Alianza y arrasaron los campos. Bajo las órdenes precisas de Ner'zhul, los orcos rápidamente reunieron los artefactos que necesitaban y huyeron de vuelta a la seguridad de Draenor.

El rey Terenas de Lordaeron, convencido de que los orcos estaban preparando una nueva invasión de Azeroth, reunió a sus tenientes de más confianza. Ordenó al general Turalyon y al archimago Khadgar que preparasen una expedición para cruzar el Portal Oscuro y poner fin a la amenaza orca de una vez por todas. Las fuerzas de ambos marcharon hacia Draenor y se enfrentaron repetidamente a los clanes de Ner'zhul sobre la arrasada Península Fuego Infernal. Incluso con la ayuda de la elfa noble Alleria Brisaveloz, el enano Kurdran Martillo Salvaje y el soldado veterano Danath Aterratrols, Khadgar fue incapaz de evitar que Ner'zhul abriera sus portales a otros mundos.

Éste finalmente abrió sus portales a otros mundos, pero no pudo prever el terrible precio que iba a pagar. Las tremendas energías de los portales comenzaron a partir en pedazos el mismo tejido de Draenor. Mientras las fuerzas de Turalyon luchaban desesperadamente para volver a su hogar en Azeroth, el mundo de Draenor comenzó a colapsarse sobre sí mismo. Grom Grito Infernal y Kilrogg Mortojo, dándose cuenta de que los locos planes de Ner'zhul condenarían a toda su raza, reunieron al resto de los orcos y escaparon de vuelta a la relativa seguridad de Azeroth.

En Draenor, Turalyon y Khadgar aceptaron realizar el sacrificio definitivo: destruir el Portal Oscuro desde su lado. Aunque les costaría sus vidas y las de sus compañeros, sabían que era la única forma de asegurar la supervivencia de Azeroth. Y mientras Grito Infernal y Mortojo se abrían paso a hachazos por entre las filas humanas en una búsqueda desesperada por la libertad, el Portal Oscuro explotó tras ellos. Para ellos y para el resto de orcos en Azeroth, no había vuelta atrás.

Ner'zhul y su leal clan Sombraluna cruzaron el mayor de los portales recién creados, mientras enormes erupciones volcánicas comenzaron a destrozar los continentes de Draenor. Mares de fuego se alzaron y arrasaron el destrozado paisaje mientras el torturado mundo era finalmente consumido en una enorme explosión apocalíptica.

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