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Aunque Maiev respetaba profundamente a Malfurion, su mirecordiosa decisión sobre el destino de su hermano no la satisfizo. Es por eso que Maiev se ofreció para vigilar a Illidan, cuyo ataque sobre sus hermanos había sido la gota que había colmado con su paciencia. La mayoría de los elfos de la noche empezaron a ver en ese momento a Illidan como alguien igual de insensato que de poderoso. No habían olvidado que Illidan había elegido servir a Sargeras, y nunca creyeron su juramento acerca de que sus intenciones eran obtener el poder suficiente como para poder derrotar a la Legión. Malfurion estuvo de acuerdo en que los elfos de la noche no podían dejar sin vigilancia a Illidan durante mucho tiempo así que le pidió a Maiev que reuniera voluntarias en la orden de las Hermanas de Elune. Así, junto a otras sacerdotisas, Maiev podría vigilar a Illidan y evitar que se escapara.

La elfa obedeció y fundó una nueva organización que se conoció como las Vigilantes de la que Maiev ostentaba como líder el rango de Guardiana. Más tarde se dedicó a seleccionar a aquellas que habían demostrado sus excepcionales habilidades en la lucha, habilidad de rastreo y tenacidad.

Cuando Jarod desapareció una noche, Maiev se apenó de no haber podido hablar con él tras su precipitada marcha. En su ausencia, las Vigilantes se convirtieron en la única compañía de Maiev. A medida que los años se convertían en siglos y estos en milenios, las Vigilantes se transformaron en su única familia.

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