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Bajo la supervisión de Medivh; Thrall y Jaina Valiente, la líder de las fuerzas humanas en Kalimdor, se dieron cuenta de que tenían que dejar de lado sus diferencias. De la misma forma, los elfos de la noche, liderados por Malfurion y Tyrande, aceptaron que debían unirse si esperaban poder defender el Árbol del Mundo. Unidos en su propósito, las razas de Azeroth trabajaron juntas para fortalecer las energías del Árbol del Mundo todo lo que pudieron. Fortalecido por la propia energía del mundo, Malfurion logró liberar toda la furia primaria de Nordrassil, destruyendo definitivamente a Archimonde y cortando el ancla de la Legión con el Pozo de la Eternidad. La batalla final sacudió al continente de Kalimdor hasta sus cimientos. Incapaz de absorber poder del propio Pozo, la Legión Ardiente se derrumbó ante el poder combinado de los ejércitos mortales.

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