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Ner'zhul, el rey Exánime, sabía que su tiempo se acababa. Encarcelado dentro del Trono Helado, sospechaba que Kil'jaeden iba a enviar a sus agentes para destruirlo. El daño causado por el hechizo de Illidan había resquebrajado el Trono Helado, razón por la cual estaba perdiendo su poder diariamente. Desesperado por salvarse, llamó a su mayor sirviente mortal a su lado: el caballero de la muerte príncipe Arthas.

Aunque sus poderes habían disminuido por la debilidad del rey Exánime, Arthas se había visto envuelto en una guerra civil en Lordaeron. La mitad de sus fuerzas no-muertas, lideradas por la alma en pena Sylvanas Brisaveloz, habían dado un golpe de estado para controlar el imperio no-muerto. Arthas, llamado por el mismísimo rey Exánime, se vio obligado a dejar a la Plaga en manos de su teniente, Kel'Thuzad, mientras la guerra se extendía por las Tierras de la Peste.

Al final, Sylvanas y sus no-muertos rebeldes (conocidos como los Renegados) reclamaron la capital en ruinas de Lordaeron como suya. Construyendo su propio bastión bajo la ciudad en ruinas, los Renegados juraron derrotar a la Plaga y expulsar a Kel'Thuzad y sus esbirros.

Debilitado, pero decidido a salvar a su señor, Arthas llegó a Rasganorte para descubrir que los naga y los elfos de sangre de Illidan lo estaban esperando. Él y sus aliados nerubianos corrieron contra las fuerzas de Illidan para llegar al glaciar de Corona de Hielo y defender el Trono Helado.

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