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Con el paso de los años, la guardiana Aegwynn se hizo cada vez más poderosa y utilizó las energías de Tirisfal para extender con mucho el alcance de su vida. Creyendo erróneamente que había derrotado a Sargeras para bien, continuó salvaguardando el mundo de los esbirros del rey de los demonios durante aproximadamente novecientos años. Sin embargo, el Consejo de Tirisfal decretó que su administración había llegado a su fin.

El consejo ordenó a Aegwynn que regresara a Dalaran, de manera que pudieran elegir un nuevo sucesor para la guardiana. Aun así, Aegwynn, desconfiando del consejo, decidió escoger a un sucesor por sí misma.

La orgullosa Aegwynn decidió traer un hijo al mundo al que transferir su poder. No tenía intención alguna de permitir que la orden de Tirisfal manipulara a su sucesor de la misma forma que intentaron manipularla a ella. Dirigiéndose a la nación sureña de Azeroth, Aegwynn encontró al hombre perfecto para convertirlo en padre de su hijo: un hábil mago humano conocido como Nielas Aran.

Aran era el mago y consejero de la corte del rey de Azeroth. Aegwynn sedujo al mago y tuvo un hijo de él. La afinidad natural hacia la magia de Nielas habría de influir profundamente en el niño aún no nacido y terminaron por definir los trágicos pasos que posteriormente seguiría el niño. Asimismo, el poder de Tirisfal pasó al niño, si bien no fue consciente de ello hasta alcanzar la madurez física.

Pasó el tiempo y Aegwynn dio a luz a su hijo en un bosquecillo apartado. Dándole el nombre de Medivh, que significa "guardián de los secretos" en la lengua de los elfos nobles, Aegwynn creyó que cuando el niño creciera, se convertiría en el próximo guardián. Desafortunadamente, el espíritu maligno de Sargeras, que se ocultaba en ella, tomó posesión del indefenso niño mientras permanecía en el seno materno. Aegwynn no tenía la menor idea de que el próximo guardián del mundo ya estaba poseído por su mayor enemigo.

Habiéndose asegurado de que su hijo estaba sano, Aegwynn envió al joven Medivh a la corte de Azeroth y lo dejó allí para que creciera junto a su padre mortal y a su gente. Luego, se internó en la jungla y se preparó para acudir a la cita con el más allá. Medivh creció hasta convertirse en un joven fuerte y no tenía idea del potencial que implicaba su derecho de nacimiento en Tirisfal.

Sargeras esperó el momento oportuno, hasta que los poderes del joven se manifestaron por sí solos. Cuando Medivh alcanzó la adolescencia, se convirtió en un personaje muy popular en Azeroth debido a sus poderes mágicos y, a menudo, corrió aventuras junto con sus dos amigos: Llane, príncipe de Azeroth, y Anduin Lothar, uno de los últimos descendientes de la línea de sangre arathi. Los tres muchachos no hacían más que meterse constantemente en líos, pero eran muy apreciados por el pueblo.

Cuando Medivh cumplió la edad de catorce años, el poder cósmico que residía en él despertó y chocó con el espíritu invasor de Sargeras que acechaba en su alma. Medivh entró en un estado catatónico que se prolongó durante varios años

Cuando despertó de su estado de coma, cayó en la cuenta de que se había convertido en un adulto y vio que sus amigos eran los regentes de Azeroth. Si bien deseaba utilizar sus increíbles poderes para proteger la tierra que consideraba su casa, el oscuro espíritu de Sargeras tergiversó sus propósitos y emociones, conduciéndole a un final insidioso.

Sargeras se rebeló en el corazón de Medivh, ya que sabía que sus planes para una invasión del mundo estaban a punto de materializarse y el último guardián del mundo los llevaría a buen término.

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