top of page

En esos momentos, la Plaga no-muerta había transformado a Lordaeron y Quel'Thalas en las tóxicas Tierras de la Peste. Quedaban pocas bolsas de fuerzas de resistencia Alianza. Uno de esos grupos, formado principalmente por elfos nobles, estaba liderado por el último de la dinastía Caminante del Sol: el príncipe Kael'thas. Kael, que era un gran mago, empezó a desconfiar de la Alianza que se derrumbaba. Los elfos nobles lloraron la pérdida de su hogar y decidieron hacerse llamar elfos de sangre en honor a su pueblo caído. A la vez que luchaban para mantener a la Plaga a raya, sufrían mucho por estar separados de la Fuente del Sol que los había fortalecido. Desesperado por encontrar una cura para la adicción racial a la magia de su pueblo, Kael hizo lo impensable: abrazó su ascendencia de altonato y se unió a Illidan y sus naga con la esperanza de encontrar una nueve fuente de poder mágico de la que alimentarse. El resto de los comandantes de la Alianza condenaron a los elfos de sangre por traidores y los expulsaron para siempre.

Sin ningún lugar al que ir, Kael y sus elfos de sangre siguieron a Lady Vashj a Terrallende para ayudarle a luchar contra la alcaide Maiev, que había vuelto a capturar a Illidan. Con las fuerzas combinadas de los naga y los elfos de sangre, consiguieron derrotar a Maiev y liberar a Illidan de su presa. Usando como base Terrallende, Illidan reunió a sus fuerzas para un segundo ataque contra el rey Exánime y su fortaleza de Corona de Hielo.

bottom of page