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Arthas, Protagonista de la Campaña de los Humanos

 

El príncipe Arthas Menethil nació de la Reina Lianne Menethil y del Rey Terenas Menethil II, cuatro años antes de comenzar la Primera Guerra. El joven príncipe creció en un tiempo en el que las tierras de Azeroth eran devastadas por la guerra y la Alianza se desvanecía en un horizonte de nubes negras. En su infancia, se hizo amigo de Varian Wrynn y vio crecer a su futuro corcel, Invencible. Terenas organizó una boda para Calia con Lord Daval Prestor. Calia se entristeció por la decisión y cuando Arthas trató de calmarla, ella deseaba que él eligiese a su esposa y futura reina de Lordaeron.

Como adolescente, Arthas fue entrenado en combate por Muradin Barbabronce, el hermano del rey enano Magni, llegándose a convertir en un diestro espadachín. Bajo la guía de Uther el Iluminado, Arthas entró a formar parte de la orden de paladines de la Mano de Plata a la edad de 19 años. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de la Luz en la ciudad de Ventormenta donde le fue entregado su característico martillo sagrado conocido como Venganza de la Luz. Estando en Ventormenta, Arthas visitó al recién nacido Anduin Wrynn quien se agarró de su dedo. Visitó el Castillo de Durnholde donde vio al famoso gladiador orco Thrall. Se quedó en el castillo durante toda la noche y Aedelas envió a Taretha a la habitación de Arthas para complacerlo. Sin embargo, Arthas sólo tuvo una charla con ella y se dio cuenta de que Taretha le recordaba a Jaina Valiente. Más tarde, al volver, tuvo un accidente que causó a Invencible un gran dolor y no tuvo más remedio que matarlo con el fin de acabar con su sufrimiento.

Fue durante este tiempo que Arthas conoció a Jaina, la hija más joven de Daelin Valiente. Al pasar los años, desarrollaron una relación romántica. Una vez Arthas se quedó en Dalaran sólo para estar con ella. En ese momento, Antonidas organizó un banquete para Arthas y Kael'thas, que también se encontraban allí. Durante el banquete, Arthas y Antonidas hablaron sobre la situación de los orcos, sobre Terenas y sobre Ventormenta y el joven Anduin. Kael, quien también le gustaba Jaina, se encontró con Arthas y Jaina besándose bajo un arco, lo que le enojó por celos.

Más tarde, Arthas invitó a Jaina a Lordaeron para celebrar dos festivales y durante ese tiempo Arthas reveló al público su relación con ella. Eventualmente, sin embargo, Arthas comenzó a preguntarse si los dos estaban dispuestos a estar juntos. Arthas terminó abruptamente la relación para que Jaina pudiese concentrarse en sus estudios mágicos en Dalaran, y para que pudiese centrarse en sus compromisos con Lordaeron. Poco después, estuvieron de acuerdo a reavivar su romance, pero esto fue durante el comienzo de la invasión de la Plaga que cambiaría sus vidas para siempre.

A pesar de su comportamiento precipitado y cabezota, Arthas se convirtió en un guerrero renombrado. Uno de sus actos más famosos fue el contraataque que lanzó sobre ofensiva que un grupo de trol de bosque estaba realizando sobre Quel'Thalas desde Zul'Aman. Los problemas empezaron en Lordaeron. Los orcos se liberaron de los campos de internamiento en los que fueron recluidos tras la Segunda Guerra mientras se hablaba de una peste que estaba contaminando las tierras del norte. Arthas y Uther fueron enviados a Strahnbrad a defender el pueblo de emboscadas de orcos y demás ataques. 

El joven príncipe tuvo que vencer al dragón negro Searinox para llevarle su corazón al enano Feranor Ferrodedo y forjarlo en un orbe de fuego. Arthas utilizó este objeto mágico para acabar con el maestro del acero del clan Roca Negra que lideraba las emboscadas. Sin embargo, una amenaza más vil surgió en la forma de la peste de los no-muertos. Jaina y el capitán Falric fueron enviados para unirse a Arthas, ahora con 24 años, e investigar la extraña peste. Pelearon con un ejército de no-muertos en un granero infectado por la peste y se encontraron con el nigromante Kel'Thuzad en el pueblo de Rémol, al que persiguieron hasta Andorhal. Kel'Thuzad ya había infectado el grano de los silos de Andorhal y había enviado partidas contaminadas a los pueblos cercanos. Antes de que Arthas lo matara, Kel'Thuzad le habló de Mal'Ganis, un nathrezim que lideraba La Plaga

Jaina y Arthas viajaron entonces a Stratholme para enfrentarse a él.

En el camino, Arthas y Jaina se detuvieron en Vega del Amparo, donde pretendían descansar. En lugar de eso, recibieron el aviso de que el ejército de no-muertos se acercaba hacia allí. Arthas le ordenó a Jaina encontrar a Uther para que los ayudara, mientras él permanecía defendiendo el pueblo. Durante la lucha fue cuando Arthas descubrió que la plaga no era solamente una forma de matar, sino que convertía a personas inocentes en no-muertos. Las fuerzas de Arthas apenas aguantaron, y cuando casi estaban a punto de ser derrotados, llegó Uther con los refuerzos para salvar la aldea. Mientras viajaban a Stratholme, Arthas conoció al enigmático profeta Medivh, que le dio el mismo consejo que a su padre, el rey Terenas, viajar a Kalimdor. Arthas le espetó que su lugar estaba con su gente y juró que no los abandonaría. A pesar de que Jaina sugirió que el profeta podría tener razón, Arthas no le prestó atención y continuó hacia Stratholme. 

Cuando Arthas llegó a Strathome, descubrió que el grano ya había sido distribuido por toda la ciudad y sabía que sus habitantes no tardarían en convertirse en no-muertos. Fue entonces cuando ordenó a Uther y a sus caballeros llevar a cabo una purga para acabar con todos los ciudadanos. Horrorizado, Uther rehusó participar, argumentando que no obedecería tal orden ni aunque Arthas fuera rey. Esto provocó que Arthas lo acusara de traición y cuya consecuencia más inmediata fue la disolución de la orden de los Caballeros de la Mano de Plata. Muchos soldados prefirieron seguir a Uther, entre los que se encontraba Jaina, mientras el resto permanecieron leales al príncipe de Lordaeron y lo ayudaron a ejecutar a la población de Strathome que había sido contaminada.

Cuando Arthas comenzó a masacrar a los ciudadanos de Stratholme, se encontró con Mal'Ganis, que estaba ocupado reclamando las almas de los infectados para que revivieran bajo el aspecto de no-muertos al servicio de La Plaga. Arthas trató de destruirlas antes de que Mal'Ganis pudiera hacer uso de ellas y finalmente, consiguió hacerle huir, no sin antes instarle a un combate final que el demonio decidió que debía tener lugar en el continente helado de Rasganorte. Después, Arthas prendió fuego a Stratholme. Algo cambió en Arthas ese día, su incapacidad para detener la plaga lo envió por el frío y solitario camino que pronto seguiría. Los fuegos aún prenden hoy en día. Arthas siguió a Mal'ganis acompañado de un destacamento de sus mejores hombres. Tras un mes de viaje, desembarcaron en la Bahía Cubredaga. Mientras buscaban un buen lugar para establecerse, cayeron bajo el fuego de infantería de un grupo de enanos que los habían tomado por enemigos. Cuando se percataron de que se trataba de aliados, Arthas descubrió que el líder del grupo era su buen amigo y mentor Muradin Barbabronce. Al principio, Muradin pensó que Arthas estaba comandando un rescate para salvar a sus hombres, que habían sido atacados por los no-muertos mientras buscaban la hojarruna Agonía de Escarcha. El príncipe de Lordaeron admitió que su encuentro había sido pura coincidencia. Aún así, ayudó a Muradin a destruir un campamento cercano de no-muertos. Sin embargo Mal'Ganis parecía no dar señales de vida. Mientras que Muradin y Arthas buscaban la Agonía de Escarcha, un emisario de Lordaeron llegó en un zepelín al campamento base del ejército de soldados que estaban al cargo del capitán Luc Valonante. Traía órdenes de Uther y el Rey Terenas, para que Arthas y sus hombres regresaran a casa lo antes posible. Cuando Arthas volvió a la base, sus hombres ya habían recogido y estaban regresando a través del bosque hacia los barcos apostados en la costa. Arthas, que no tenía intención de irse antes de que Mal'Ganis fuera destruido, logró quemar las naves con la ayuda de algunos mercenarios antes de que sus hombres llegaran. A la hora de dar explicaciones, Arthas traicionó a los mercenarios, acusándolos de destruir las naves, por lo que fueron ejecutados. Sin forma de regresar a casa, el príncipe de Lordaeron le dijo a sus hombres que la única manera de irse de de allí era saliendo victoriosos. 

Arthas y sus tropas continuaron hasta la Fortaleza de Drak'Tharon en búsqueda de Agonía de Escarcha. Al llegar, Mal'Ganis se apareció ante Arthas, y predijo su muerte. Junto a Muradin, fue a buscar la hojaruna, dejando a su capitán al cargo de la defensa del campamento.

A través de un antiguo acceso, Arthas, Muradin y un grupo de hombres accedieron a los aposentos de la hojarruna. Allí Arthas se enfrentó al Guardián, que trató de alejarlo de Agonía de Escarcha, aparentemente para protegerlo. El Guardián fue derrotado dejando el camino libre para que Arthas y Muradin reclamaran la hojarruna. Sin embargo Muradin se dio cuenta a través de la inscripción rúnica de la hoja, que esta estaba maldita. El enano trató de advertir a su compañero "¡Oh, déjalo estar, Arthas! ¡Olvida todo este asunto y guía a tus hombres de regreso a casa!", pero Arthas fue inflexible, pidiendo a los espíritus de la caverna que la hojarruna fuera liberada de su fría prisión, proclamando que "pagaría cualquier precio por poder salvar a mi gente". Cuando el arma fue liberada, Muradin fue golpeado por un trozo punzante de hielo. Cuando Arthas se dispuso a ayudarlo, fue persuadido por la llamada de Agonía de Escarcha que le hizo dejar su martillo en el altar y agarrar la hojarruna, tras lo cual abandonó la caverna con su maestro Muradin herido gravemente. Con Agonía de Escarcha en su poder, Arthas venció a los esbirros de Mal'Ganis.

El demonio se apareció en ese momento confesándole que la voz que escuchaba era la del Rey Exánime y le dio la bienvenida a La Plaga. Sin embargo, Arthas le respondió que esa voz le decía que debía destruir a Mal'Ganis para sorpresa del Señor del Terror. Tras matar a Mal'ganis, Arthas huyó al frío norte, abandonando a sus tropas a su suerte. Pronto perdió lo que le quedaba de cordura. 

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